August Impera

That's the truth, what I realise.  My feelings are in construction,  but my heart,  is on a broken size.  She's not here and my heaven excludes me for what I am. Am I demon? Ain't no place for me? or there is something reserved for my future? The days are coming and throwing. and the darkness goes down and down, until my soul dissapears. 'Cause my light is in another candle,  but not the perfect one.  I can only see her pain...  but she deserves no mercy at all . Badly, I know my truth;  the loneliness is in front of me. I need to be strong, better, and not for her. 'Cause she only deserves my forgetfulness.

Fa divuit anys, va néixer una nena molt delicada. Qualsevol cosa que menjava la feia empitjorar. Els seus pares, preocupats, concediren una audiència a tothom que volgués provar a curar-la, però no va haver èxit. Tot i així, el dia del seu nom, van aparèixer dos joves mags, mig borratxos, que es decidiren a ajudar-la, i li concediren la possibilitat, a llarg termini, de demanar dos desitjos a canvi de que ells poguessin continuar amb la seva festa. Els pares d’ella, poc que es refiaren de tals personatges, però acceptaren i bé que feren! Ja que, amb el pas del temps, els dos joves demostraren ser de confiança, sobretot per com es preocupaven per l’alegria de la seva filla, tot i els seus problemes de salut. Ella encara no havia demanat cap desig, prou ocupada estava passant llargues nits d’estiu rient, bevent i mirant pel·lícules sense sentit. Hi havia nits que acabaven amb la sortida del Sol, moment en que, mentre anaven a dormir, un dels mags anava a treballar. Tanmateix

Cuando dos entidades ocupan un mismo cuerpo, éste es incapaz de sostenerlas y se debilita a medida que cogen consciencia. Lo mismo pasa con mis fantasmas, que me persiguen capricho-sos mientras esperan que repita la misma historia de siempre. Situaciones que desesperan y que me hacen regresar a la oscuridad de la que conseguí escapar hace tiempo pero que cada vez está más despierta y clama por aquel que la abandonó. Estas entidades son sus mensajeras y me recuerdan que hay algo que debo; un préstamo que se me hizo hace tiempo, en otra vida, y que tengo que pagar. A pesar de alejarme, aparecen donde soy más vulnerable, en mis sueños, y manipulan la fanta-sía, que se corrompe en tinieblas de terror. ¿Qué puedo hacer? ¿Como puedo escapar de algo que no recuerdo pero que sí sé que está atada a mí? No tengo que huir. Quizás los fantasmas responderán mis preguntas y me permitirán recordar-lo todo, antes que mi capturadora emita el juicio que hace tanto tiempo que anhela. Y entonces yo habré

Los Hombres estamos condenados a buscar lo imposible; aquello inaccesible para nosotros. Nos enamora lo que escapa de toda concepción; nos ilusiona y nos cautiva. Es por eso que deseamos las estrellas. Los grandes héroes buscaban el reconocimiento de sus padres divinos y la inmortalidad otorgada por el recuerdo de sus gestas. Por eso Aquiles murió a manos de una flecha mientras asediaba la caída Ilion, causada por la ambición de ese rey que quería el deseo de Helena y la pasión de la diosa vencedora. Las grandes batallas de la antigüedad siempre se han hecho por ideales, por ideas surgidas del mito o por ese romanticismo banal, causante de los sucesos claves de la historia de la humanidad. Pero muchos de estos cambios fueron logrados por soldados de la vida que buscaban una muerte vestida de gloria. Mártires de su propia Hybris.

Mi maldición se remonta a mi madre. No hablo de la mujer que me vio nacer, ella sólo se movió según su naturaleza y no cometió ningún acto vil. Yo hablo de la madre de todos los hombres, aquella que los religiosos conocen como Eva. Esa mujer que, por ambición, recogió la manzana prohibida del árbol del conocimiento y dio un bocado de ese dulce sabor condenado por Dios, dando como resultado su expulsión del paraíso. Pues yo he pecado esta noche y he vuelto a morder de mi manzana maldita. Era risueña, de piel clara y lisa. Su pelo ondulado le llegaba hasta el cuello tentador, pidiendo un bocado tras otro. Su peinado se parecía a una fiera, con unos ojos verdes e intensos como el mar cuando se altera. Me cautivó; me capturó; y finalmente mordí. Y ahí acabó todo. Fui echado del paraíso por ser objeto de la tentación y a la vez víctima de su dominio. Dos son las mujeres que provocaron la caída de Adán. Primero su esposa Lilith, por no quererlo suficiente, y finalmente Eva, por arra