Nubes
- Dime joven. ¿Qué deseas? - Deseo las nubes; y poder besarlas sin que huyan. Acariciar su cuerpo algodonoso y nadar sumergido en el agua que habita en ellas. Ese mar salado que las oscurece y les da la apariencia que muchos temen. - ¿Mar salado? ¿Acaso no es cierto que la lluvia nos llega con gotas dulces? - He aquí lo que dice la leyenda. Si por bien nos llega la dulce lluvia que alimenta los prados que cosecha el hombre e inunda los pantanos y ríos que aportan húmeda vitalidad, hay un triste secreto escondido ahí arriba. -¿Un Secreto? ¿Una Leyenda? Cuéntame mas pequeño; cuéntame lo que dicen los locos y déjame vislumbrar aquello que buscan los soñadores. - Pues mire usted. En mi aldea, toda madre relata un cuento a sus hijos cuando son pequeños: Una historia sobre las nubes de algodón y de un reino que sucumbió al cielo; y de una princesa que sobrevivió y que llora, esperando aquél que la ayude escapar de una prisión que ella misma forjó, por miedo a est